“O el amor negro del desierto africano”: Max Aub: Campo de sangre
Al morir la luz en el poniente,
retirado ante las dunas de su cintura,
invasor adolescido, alba de sus ojos,
su cuerpo beréber se alza despacio,
te lude, ha frotado la frontera
y se roza en tu sangre de eco
para repartirte, para repetirte
las venas ligeras caudalosas;
su lengua de dialecto entera: -Sí;
o el amor negro del desierto africano,
que tendrá un nombre a mano de ébano
en esa aldea escrita, poblada de deseos.
No esperes a que el tiempo te recuerde
sus líneas maestras en orden,
la encrucijada del cepillo de dientes
o el pijama planchado en tu pecho.
Que como le hagas caso,
el tiempo se va a salir con la suya
desesperanza de serte vendido.
O el amor negro del desierto africano
O la sonrisa perdida por las montañas del Oeste.
(Te veniente die, te decedente canebat: Virgilio;
Te cantaba a ti al morir la luz en el poniente).
